
II . JURAR BEBERLO EN VERANO Y EN INVIERNO.
III . SANTIFICAR LAS BODEGAS.
IV . HONRAR AL TINTO Y AL BLANCO.
V. NO MATAR EL GUSANILLO CON MENOS DE SEIS CUARTILLOS.
VI . NUNCA SE HAGA EL DESATINO DE MEZCLAR AGUA CON VINO.
VII . NO HURTAR BOTELLA O BOTA QUE ESTE VACIA O ROTA.
VIII . NO MURMURAR SIN JUMERA NI MENTIR SIN BORRACHERA.
IX . CUANDO SE DESEE BOTELLA AJENA QUE SEA DE 16 LITROS Y ESTE LLENA.
X . LAS TRES CES DEBES OBSERVAR, BEBE CON CALMA, CALIDAD Y SIN CAMBIAR.


Aunque hace más de 5.000 años que se conocía el cultivo de la vid en el Caúcaso en Chokn, y en la antigüa Mesopotamía en Zagros. Pero no fue hasta el período del Imperio Persa (3.200 A.C) que se tienen referencias claras basadas a través de las culturas sumeria y acadia. Los chinos 4.000 años A.C ya conocían el proceso de fermentación de la uva, y en Egipto la bebida más famosa (El Shedeh) cuyo ascendencia no está muy clara (granada o uva fermentada) se puede considerar de los primeros vinos de origen.
La adoración a Dionisio o Baco (Dios de la vid, los viñedos y el vino), procede de la cultura griega, en la cual su mitología hace referencia al vino a través del Dios Zeus, cuando enamorado de Sémele le juró amor eterno junto a la orilla del río Estiga convirtiendo sus aguas en perfumadas, en una mágica y significativa ceremonia.
Aún así Egipto, fue el que inició el comercio de vino en la edad de bronce sobre la Tercera Dinastía de Faraones (2650-2575 A.C) con Canaan.
La introducción en Europa se la debemos a los antiguos Griegos, cuya tradición fue seguida posteriormente por los Etruscos, que a su vez la hicieron extensiva al Imperio Romano, el cual a través de Julio César y de la expansión del mismo consiguió llegar a todos los rincones de Europa y parte de Asia y África.



Según la leyenda, Dionisio llevó el vino a Grecia desde Asia Menor, la actual Turquía. Hijo de Zeus, Dionisio tuvo un doble nacimiento, uno humano y otro divino (el mito es bastante oscuro, al menos para nosotros), y en el primero su madre era una simple mortal, Semele. Este dios era la vid y el vino era su sangre.

Daha se encontraba en alguna parte del país de Canaán, donde los egipcios compraban madera para sus construcciones y, desde luego, vino. Según la Biblia, los hebreos habían traído de Ganaán un racimo de uvas tan grande que fueron necesarios dos hombres para transportarlo.
El Antiguo Testamento está lleno de referencias a viñedos. Los romanos dejaron esmeradas definiciones de los mejores vinos de Italia.
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