"EL CARDO BORRIQUERO"
Vino volando
semilla del cielo
en oscura tarde
de un frio invierno.
En coto de rosas,
jazmines y cerezos
quiso dejarla
caprichoso el viento.
La semilla gustosa
termino su vuelo
tomo como suyo
aquel fertil suelo.
Llego como siempre
tan loco febrero
con lluvias despues
con soles primero.
Marzo fue mas
mucho mas bueno
invento un verano,
se fue sonriendo.
Y aquella semilla
que vino volando
ya era una planta
con hojas y tallos.
De verde rompian
rosales podados,
de gala vestian
cerezos blancos.
El viento jugaba
con hilos plateados
que tejia la fuente
por sus finos caños.
Pasaban los dias
abril fue pasando
con noches serenas
y dias temblando.
Y aquella semilla
que vino aquel año
lanzaba a los cielos
robustos los brazos.
Rompian las rosas
capullos cerrados
vestian de flamencos
los verdes geranios.
Abril dijo adios
llorando en el campo,
del llanto nacio
¡ ya esta aqui mayo !.
Sangraban las rosas,
ardian los geranios,
jazmines dejaban
el aire embriagado.
Murallas de espinas
fue levantando
aquella semilla
que vino aquel año.
Gritaban las rosas
reñian los geranios.
¡ Malvado gigante
de peludos brazos !.
¿ De donde has venido
gigante tan raro ?.
Pregunto aquella rosa
al verde espantajo.
Vengo de lejos
de un verde barranco
me trajo el destino
y el viento volando.
¿Como te llamas
si nombre te han dado ?
Cardo borriquero
dicen los humanos.
Murmullos y risas
se oyo en aquel campo
cardo borriquero
decian los geranios.
No te queremos
aqui a nuestro lado
legios y estiercol
te estan esperando.
Solo una rosa
quedo escuchando,
no te preocupes
amigo cardo.
Fue aquello principio
de un amor largo
presumia la rosa
de aquel novio raro.
Desprecios y burlas
sufria el noviazgo,
la rosa sufria
sufria el cardo.
Vino aquel dia
silbando y cantando
aquel jardinero
con un verde ramo.
Lloraba la rosa
la novia del cardo.
¡ No quiero secarme
en un triste jarro !
No sufras mi amor
aqui estan mis brazos
yo tapo el sendero
vente a mi lado.
Quiso aquel hombre
adornar su ramo
con aquella rosa
que era un milagro.
Mas no pudo ser
alli estaba el cardo
clavando rejones
en las blancas manos.
¡ Maldito !, decia
maldito hierbajo
se fue murmurando
el hombre enfadado.
No se rindio
el hombre obstinado
y trajo azadon
de acero afilado.
Miro a su enemigo
de muy mal agrado
con golpe rotundo
lo arranco de cuajo.
El gigante peludo
de espina en los brazos
cayo sobre el suelo
al fin derrotado.
Cubrio con su cuerpo
aquel rosal blanco
y salvo a la rosa
de aquel triste jarro.
El viento ceso
las rosas lloraron
reino el silencio
en los verdes geranios.
¡Perdon! dijo una rosa
que se habia burlado
viendo con pena la agonia
de las hojas de aquel cardo.
¡Perdon! buen amigo
por el daño causado
perdona mi orgullo
la dijo un geranio.
Reciba el respeto
los verdes barrancos,
legios, estiercol,
basuras y fango.
Esta es la casa
de quien venga volando
no importa quien sea
color o tamaño.
---O---
Mia es la historia
el jardin de los humanos,
mujeres que son rosas
hombres que son geranios.
Que hablan de baturros,
catetos y serranos
con burlas y desprecios
hiriendo y dañando.
La grandeza de los hombres
no es un rostro perfumado
los hay que huelen a estierco
y viven en los barrancos.
Que derrochan la ternura
cuando estan enamorado
y derrochan valentia
como aquel valiente cardo.
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Antonio Parron Camacho
ROSA NARANJA
FLOR DE JAZMIN
HOJAS DE HELECHO
CACTUS EN FLOR NARANJA
MIS CARACOLAS AL PIE DEL JAZMIN JUNTO A LA HIERBABUENA Y UN ROSAL TREPADOR.
ALOE VERA
CACTUS
HIERBABUENA
BONSAI DE ACEBUCHE CARTUJANO, PORQUE LO TRAJE DE LA CARTUJA DE CAZALLA DE LA SIERRA.
TREBOLES
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarchas,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
erizas sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre , quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trecientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Federico Garcia Lorca
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